martes, 21 de febrero de 2012

CUARTA PARADA: IGUAZÚ (II)

Después de haber visitado el lado argentino de las cataratas de Iguazú, ya sabíamos lo que íbamos a ver al visitar al día siguiente el parque situado en el lado brasileño. Al fin y al cabo, las cataratas son las mismas. Lo que sucede es que, al estar éstas situadas mayormente en el lado argentino, la perspectiva es distinta. Desde el lado brasileño hay una vista más general, que te vuelve a dejar con la boca abierta.

Vistas desde el lado brasileño


Las fotos en las que aparecen todas las cascadas son muy difíciles de realizar, porque, como comentaba ayer, las cataratas se despliegan a lo ancho de casi tres kilómetros de río. En cualquier caso, hay algunas de esas por internet, y solo son factibles desde este lado. Un ejemplo es ésta que aparece en la Wikipedia. Recomiendo la entrada sobre las cataratas que allí aparece, y la foto a máxima resolución que hay disponible aquí (ojo, más de 10 Mb).

Desde este lado podíamos ver, en plan panorámico, los lugares que habíamos visitado el día anterior. Por ejemplo aquí se ve muy bien la playita fluvial de la que hablaba ayer.

Playita fluvial


En el lado brasileño también había muchos coatíes, e incluso diría que más cariñosos (al menos entre ellos).

Coatíes cariñosos


El objetivo del único circuito del lado brasileño es alcanzar la Garganta del Diablo. A ella nos encaminábamos, disfrutando de las fenomenales vistas.

La Garganta del Diablo nos esperaba


La garganta se ve desde la parte de abajo. Desde la parte de arriba, y al otro lado de la misma, la vimos el día anterior cuando vimos el lado argentino. Por este lado íbamos siguiendo una pasarela metálica, con muchísima otra gente, y sacando fotos mientras la cantidad de agua pulverizada con la que te rociaba la cascada no era suficiente para hacerte temer por la salud de la cámara. Eché de menos la cámara sumergible que nos hemos llevado en otros viajes.

Echando de menos la cámara sumergible


Una vez llegados al punto más próximo, solo hace falta tirar de codo para hacerte con un lugar desde el que tomar la foto sin incluir a la marea de visitantes que te acompaña. Ésta no es del todo mala.

La Garganta del Diablo


Desde este lado de la Garganta se veía mejor el Arco Iris de lo que lo vimos el dia anterior.

El Arco Iris, una vez más


Nos dio tiempo a comernos un helado antes de volver hacia el pueblo. Gracias a eso, pudimos ver a un coatí liándola bien parda en la zona del bar.

Soy un coatí, y me va la marcha


Prácticamente con eso nos despedíamos de Iguazú. De camino hacia el aeropuerto nos pasamos por un lugar donde se da un hecho geográfico curioso: la piedra de las tres fronteras. Es un punto en el que, además de Argentina y Brasil, confluye también Paraguay. La imagen está tomada desde el lado brasileño. Lo que se ve enfrente es argentina, y la costa del lado derecho de la foto es Paraguay.

Tres países en una foto

lunes, 20 de febrero de 2012

CUARTA PARADA: IGUAZÚ (I)

En nuestro periplo por Brasil, teníamos por delante cosas muy interesantes que ver. Desde mi punto de vista, lo que va en esta entrada es de lo más impresionante que he visto en mi vida: Las cataratas de Iguazú.

Vista parcial de las cataratas


Las cataratas de Iguazú están en la frontera de Argentina con Brasil. Nosotros nos alojamos en el lado brasileño, en Foz de Iguaçu, pero visitamos los dos lados como está mandado. La cosa es que en cada lado de la frontera hay un parque donde disfrutar las cataratas, y ambos tienen su aquél. La mayoría de las cataratas están en el lado argentino, por lo que desde este lado se ven más de cerca. Desde el lado brasileño, se tiene acceso cercano a la Garganta del Diablo, la más grande de todas, pero la lejanía del resto hace que tenga unas vistas panorámicas que no son de despreciar. Así que, un día lado argentino; la mitad del siguiente, el lado brasileño.

Nada más entrar al parque del lado argentino, un coatí nos daba la bienvenida. Veríamos muchos más durante nuestras visitas a los dos lados de las cataratas. No son violentos, pero si salvajes. Se recomienda no tocarlos ni darles de comer.

Coatí


El ancho del río en el lugar donde se dan las cataratas es de casi tres kilómetros. Esto es, hay tres kilómetros de cortinas de agua de hasta ochenta metros. Es difícil abarcarlas todas en una sola foto. Pero las puedes ir sacando a plazos...

Y venga agua


Por las cataratas de Iguazú cae en dos horas y media el equivalente al agua que bebe toda la humanidad en un día.

Más cataratas


El lado argentino tiene varios circuitos con diferentes perspectivas. Uno de ellos incluye cruzar el río hasta una islita en la que hay unas pasarelas que te arriman mucho a uno de los grandes saltos. En el lugar donde se cruza, el río hace una especie de playa, y la gente no se corta un pelo para darse un chapuzón, especialmente con el día que nos hizo.

Playita fluvial


Nosotros queríamos ver lo más posible, así que no nos dimos ese lujo. El lado argentino tiene tres circuítos. Hay uno que va por la parte de arriba de las cataratas. Dicen que es bueno para ir abriendo boca, pero nosotros nos lo saltamos. Nos fuimos directamente al que va por la parte de abajo, en el que se ve lo mismo pero mucho más impresionante. Hicimos un descanso para comer, y nos visitaron los coatíes y algún que otro amiguete más.

Un lagarto, a ver si cae algo


Para ir al tercer circuito hay que tomar un trenecito (que dicen que es ecológico), que te lleva a la parte de alta del río, para ver la famosa Garganta del Diablo.

El trenecito "ecológico"


Una vez llegados a la zona, hay que andar sobre el río por unas pasarelas metálicas durante algo más de un kilómetro. En esa zona, el río parece muy tranquilo, y las aguas fluyen bastante lentas. En la imagen se ve un brazo del río. Más allá de la arboleda de la izquierda había más río.

Pedazo de río, señora


Y entonces, como si hubieran quitado un tapón de desagüe... ¡¡La Garganta del Diablo!!

La Garganta del Diablo

Con su arco iris y todo


La vista desde la garganta hacia el curso bajo del río también es impresionante.

Vista del curso bajo desde la Garganta del Diablo


Con la memoria llena de imágenes sobrecogedoras (y no solo la memoria de las cámaras, aunque también), nos volvimos para Brasil. Como no podía ser de otra manera, completamos el día con un problema en la furgoneta con la que habíamos contratado la excursión. Una vez pasado el control de pasaportes de salida de Argentina, y en el tramo de tierra de nadie hasta llegar al control de entrada en Brasil, nos quedamos tirados.

La furgoneta dijo basta


El chófer tiró de móvil y nos acabó colocando en otra furgo con mejor pinta que la que habíamos contratado nosotros. Solo tuvimos que esperar un ratillo, y nos completó el viaje con una anécdota más. El día había sido espectacular, con el sol pegándonos de lo lindo, y sus efectos se hicieron visibles nada más llegar a nuestro alojamiento...

Vaya si picó el sol ese día...

viernes, 17 de febrero de 2012

TERCERA PARADA: SAO PAULO (II)

En nuestro segundo día en Sao Paulo íbamos a estar bastante ocupados. No solo teníamos una boda por la tarde (y noche), sino que queríamos aprovechar la mañana para hacer un poco el turista, puesto que al día siguiente dejábamos Sao Paulo para ir a... bueno, ya lo contaré más adelante. Así que no pusimos en ruta, y nos fuimos a vagabundear un poco por el centro.

De turisteo por el centro de Sao Paulo

Aprovechamos para subirnos a la torre del edificio Banespa. Es el edificio del BANco del EStado de sao PAulo. Actualmente forma parte del grupo Santander, y dicen que es parecido al Empire State Building.

A punto de subirnos a la terraza de la torre Banespa

Cuando estás arriba te das cuenta de que, efectivamente, la ciudad es enorme. No es solo la más poblada de Brasil y Sudamérica, sino de todo el hemisferio sur.

Vistas desde la torre Banespa

Vistas desde la torre Banespa

Vistas desde la torre Banespa


Después nos fuimos al mercado central, que estaba a un paseíto. Las calles, ya eran un poco de otra manera.

De camino al Mercado Central


El edificio del Mercado tenía muy buena pinta, y desde fuera parecía bastante grande.

El Mercado Central


No nos engañábamos, era muy amplio.

Interior del Mercado Central


Allí nos encontramos con carteles curiosos: "Presunto Pata Negra". No es que se dude de la autenticidad del jamón, es que en Portugués, jamón se dice "presunto".

Presunto Pata Negra


Pero nosotros lo que comimos fueron bocadillos de mortadela, muy típicos (por lo que nos habían comentado) del lugar. 25 láminas de mortadela conté yo en el mío.

Mortadela hasta que te salga por las orejas


Naturalmente, si no es por la cerveza, aquello se haría más duro de tragar. Pero en Brasil cerveza no falta, y es uno de los sitios en los que te la ponen más fría. En todas partes ves carteles de "cerveja, bem gelada", y la verdad es que viendo ciertos grifos de cerveza no te cabe la menor duda.

Cerveja, bem gelada

Después de dar cuenta de los bocatas nos tocaba retirarnos, pues esa tarde nos tocaba boda. Además, hacernos amigos de ese otro gran mito Brasilero: la Caipirinha

De Boda

La Caipirinha

jueves, 16 de febrero de 2012

TERCERA PARADA: SAO PAULO (I)

Pues eso, que después de París y Madrid, mientras mi mujer se volvía hacia el frío invierno japonés, yo echaba la ropa de verano a la maleta y me iba a Brasil como estaba mandao.

La cosa es que se casaba el Pablonchi, una de las viejas glorias de cuando yo era un tío currante y trabajador que se ganaba el pan con el sudor de su frente. Los lectores fieles de este blog a lo mejor recuerdan cuando vino a Chile desde Sao Paulo a echar un fin de semana.

La cosa es que también se vino a Japón a mi boda Shinto, formando parte de aquél mítico escuadrón ninja que fue el terror de los salones recreativos japoneses durante unos días de 2009, cuando nos casamos otra vez.

Vaya, que después de venirse a Japón desde Sao Pulo a mi boda, no iba yo a dejar de hacer todo lo posible por devolver el detalle. La cosa es que gran parte del escuadrón ninja se reunió de nuevo para formar el escuadrón Ipanema.

Como siempre, hubo camiseta conmemorativa


Lo primero que hicimos según llegamos a Sao Paulo fue irnos a comer una churrascaría. El sitio iba a precio fijo, y te iban trayendo carnacha hasta que sacabas la bandera blanca. Las bebidas, aparte.

Ojo, que ese precio es solo para mujeres


La estrella de la carne es la picanha, un corte de carne de vacuno que íbamos a comer repetidamente durante el viaje.

La picanha


En la foto anterior puede verse que el servilletero tiene una pestaña verde, que quiere decir que los camareros te siguen trayendo carne hasta que la pones en otra posición, roja, para que te dejen un ratillo tranquilo. El baño del restaurante también era interesante, porque te permitía restaurar la dentadura despues de zamparte medio brontosaurio: no faltaban enjuagues, seda dental...

De ahí nos fuimos a echar un paseíllo por Sao Paulo (para bajar ese viaje de carne que nos habíamos metido). Nos fuímos a ver el barrio japonés (Sao Paulo tiene la mayor comunidad japonesa del mundo, fuera de Japón), que no es que fuese gran cosa (yo es que vengo mal acostumbrado, claro). También echamos un vistazo a la catedral metropolitana.

La Catedral Metropolitana de Sao Paulo, desde atrás

La Catedral Metropolitana de Sao Paulo, desde el frente


Después cena (más picaña), copas (no muchas) y a dormir, que al día siguiente habría turismo y boda. Previamente nos hicimos las fotos de rigor del escuadrón Ipanema:

Frente

De espaldas

martes, 14 de febrero de 2012

SAN VALENTÍN 2012

Ya he contado alguna vez cómo funciona el tema del San Valentín en Japón. En resumen: las chicas regalan chocolate a los chicos (no solo novios, también amigos, compañeros...) y ellos, pasado un mes, les regalan a ellas chocolate blanco en lo que se llama "White Day" (a ver si este año me acuerdo...).

Este año mi suegra y mi cuñada me han regalado una caja bastante grande de bombones al licor.


Es mejor no conducir después de comer de estos, que aquí el límite de alcohol al volante ¡¡es de 0,03!!

Yo le había dicho a mi mujer que no me regalara bombones (ando vigilando el peso, y con el chocolate si empiezo no paro). A pesar de eso llegó un paquete por correo, del que no aparecía remite. Yo creía que sería alguna amiga, pero no, venían de mi santa.


La cajita no tiene muchos bombones, pero es que también la cajita es comestible, pues está hecha de chocolate. Y además, con tarjeta en español... definitivamente, este año va a haber que comprar chocolate blanco para el White Day...

martes, 7 de febrero de 2012

SEGUNDA PARADA: MADRID

El mismo día de Nochebuena, cual anuncio de turrón, nos presentamos en Madrid. Hacía dos años justos que no volvía. Y es que cada dos años nos juntamos con mi familia materna a cenar, y una cena de 60 no es para perdérsela. Además, así ves a toda la familia del tirón, y no te tienes que volver loco a hacer visitas, que no llevábamos la agenda para muchos trotes.

El día de Navidad nos juntamos con mi familia paterna a tomar café. Son igual de salaos, pero el tema logístico de las cenas y las comidas se nos queda un poco grande. Y eso que por este lado son menos. En cualquier caso nos juntamos también, nos pusimos al día, y en los dos primeros días en Madrid nos pulimos las quedadas con la familia.

El resto del tiempo, hasta el día 4 de enero, se nos fue en ir viendo amigos, quedando con gente, cenas por ahí, conociendo a los niños que nos han nacido en los dos años que hemos estado fuera... una agenda repleta, que disfruté mucho. El día 4, mi mujer se volvía a Japón. Yo me iba a un destino un poco más cálido...

lunes, 6 de febrero de 2012

PRIMERA PARADA: PARÍS

Desde un país como Japón, que alguien en España no haya ido nunca a París, estando tan cerca, se ve como algo extraño. De hecho, mi mujer había estado y yo no. Yo también me arrepiento de no haberme movido más por Europa cuando todo estaba tan cerca. Ahora tiene peor arreglo, aunque estamos en ello. Así que, cuando planeamos nuestro viaje a España después de dos años sin volver, decidimos aprovechar la parada forzosa en París a que te obliga Air France (la compañía con la que fuimos) para pasar allí un par de días y ver lo más gordo.

Torre Eiffel desde Trocadero

Y es que en una ciudad como París, pasar dos días te permite ver sólo eso, lo más típico: Torre Eiffel, Arco del Triunfo, Jardines de las Tullerías, El Louvre (por fuera, si no despídete), paseítos por el Sena y por los Campos Elíseos, el Panteón...

Museo del Louvre

Nos ayudaban la fortaleza actual del Yen respecto al Euro y las ganas de ver lo más posible. El clima, para ser finales de diciembre, nos respetó bastante. Hubo uno de los días que nos cayó un chirimiri flojito durante un rato, pero eso tampoco nos echó atrás, aunque entristezca un poco las fotos.

Pinacoteca Nacional

Como era un par de días antes de Navidad, estaban puestas todas las luces y demás parafernalia navideña en los Campos Elíseos.

Luces de Navidad en los Campos Elíseos

Uno de los sitios que más me gustó fue el Panteón. Me gustaría que en Madrid tuviéramos un sitio donde estuvieran enterradas las grandes figuras de la ciencia o la literatura españolas. De la política más bien no, para qué nos vamos a engañar...

Pantéon

Muchas de las cosas hubo que verlas después de anochecido, pero casi era mejor así.

Arco del Triunfo

En fin, un par de días muy interesantes, en una ciudad en la que (salvando las distancias) te empiezas a sentir como en casa. Al fin y al cabo, después de dos años de carteles en japonés, llegar a un sitio donde las cosas están en francés lo vuelve todo un poco más inteligible (y eso que yo no hablo francés). Me pareció un lugar en el que podría vivir muy a gusto.

Entrada al metro con Restaurant de fondo